Si hablamos de una nueva era de comunicación, en la que el lenguaje adopta nuevas terminologías, no podemos dejar a un lado el mundo de Internet y todo lo que envuelve el mismo. Así es como nos encontramos con nuevas maneras de relacionarnos socialmente que son impulsadas por las herramientas este icono nos brinda.
Anteriormente la información y el conocimiento provenían de fuentes relevantes por su contenido y aval científico, los receptores de estos emisores absorbían estos datos sin intervenir sobre los mismos porque había una relación de jerarquía establecida a partir de una linealidad vertical que descendía desde el que generaba o poseía el conocimiento hasta el que accedía a el mensaje a través de la compra de libros o diversos medios.
Aquí no hay dialogo, solo la autoridad en el conocimiento es la que emite el mensaje, el cual se respeta y no se interpreta ni modifica por aquellos que lo manipulen. Hoy, en el mundo de las telecomunicaciones, la interacción viene a enterrar este tipo de relación social.
Internet permite relaciones horizontales, en donde se crean tramas con individuos involucrados con igual participación y autoridad. Así nacen las redes heterarquicas, basadas en la aceptación mutua. Aquí los contenidos se generan constantemente, no como sucedía anteriormente, cuando el receptor se adaptaba al mensaje.
El sistema de autoridad, según Lebbeus Woods, “está basado en las interpretaciones de los individuos del entorno”. Los individuos de la red son autosuficientes y van mutando según sus necesidades valorando por sobre todas las cosas la cooperación. Este es un claro ejemplo del funcionamiento de los foros, en donde se plantea una cuestión y luego, distintos participantes dejan sus aportes y comentarios.
Finalmente, se debe entender a las redes heterarquicas como la representación democrática de la Web. Aquí todos aportan para que cada día este entramado de relaciones sociales crezca con un fin en común: poder hablarle al mundo.
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