
Tenemos dos opciones: La primera se parece a tratar de tapar el sol con las manos, apelando a medidas que van desde impuestos al delito presunto, organizar una caza de brujas con el único fin poco probable de asustar a la gente (no sin antes cometer algún atentado contra la intimidad de los denunciados) hasta hacer lobby por leyes que restrinjan la libertad de las personas, bajo amenaza de "ser desconectadas".
Y desde allí, la industria discográfica (entre otras) amenaza, persigue e intenta encarcelar a quienes comparten y descargan música de internet sin pagar, sin ver que atentan contra su principal cliente. Y claro, sin mencionar que las descargas "legales y pagas" de música crecieron más que las descargas consideradas "ilegales".
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