Tener un blog tiene un peso especial para quienes ejercen la noble tarea del periodismo, por varias razones.
Una es que permite ser amo y señor de un medio de comunicación y administrarlo a gusto, en forma gratuita.Este espacio sirve además para publicar todos los contenidos que, de otra forma, jamás habrían visto la luz. En esto se incluye información relevante de hechos que el periodista ha reporteado en su trabajo diario, pero por algún motivo han sido recortados en los medios oficiales.De paso, también se pueden poner en la palestra temas que suelen no ocupar mucho espacio, pero que interesan a más de alguno.
Tener un blog es una excelente carta de presentación para cualquier periodista, quien puede citar su URL para mostrar sus habilidades de redacción, análisis, investigación o creatividad. De esta forma, también marca presencia en el espacio virtual, que como mundo paralelo, requiere de nuestra presencia tan real y concreta como en el más acá.“La pluma viajera” del periodista se posa, esta vez, sobre su propia existencia en la web. En manos de un periodista, se convierte en la posibilidad de transformarse en un medio de comunicación propio, dándole un brillo especial a su autor. ¿Y Cómo es eso?Siempre soñé con hacer una revista. En algunas agrupaciones donde participé, hice notas, que se discontinuaron con el tiempo. Y la motivación no era tanto el generar comunicación al interior del grupo, como realizar mi propia afición a escribir y comunicar.De ahí que el blog promete un sueño cumplido: está publicado de antemano, y realmente no cuesta nada, pero nada, subir contenidos, y nos da la oportunidad de ser leídos por miles de personas de todo el mundo.
Aplicando la suficiente constancia y sistematicidad, se puede ofrecer una buena nota virtual, interesante por lo menos para quienes comparten la afición por los mismos temas, y ante quienes difícilmente habría podido llegar mediante el formato papel.Este plus puede tener alcances especialmente decisivos. Es cosa de apreciar lo que sucedió con tantos corresponsales en medio oriente, cuyos contenidos eran recortados por los medios oficiales, en atención a las condiciones de las líneas editoriales o condicionados por la nación que representaban. En esos casos, el blog fue el periódico que informó de lo que estaba pasado, y llegó en forma directa a los lectores, venciendo todas las barreras oficiales o no oficiales.
Noble servicio a la humanidad, sin duda. Pero, también, a quienes les gusta más mirarse el ombligo, velando por su propia conveniencia, el blog ofrece una ventana de figuración con alcances decisivos para su propia carrera. Además, es una excelente carta de presentación para el periodista desocupado o el que quiere cambiar de empresa.Así parece. Como si existieran mundos paralelos. El mundo real y el mundo virtual. El primero, con radios, diarios, revistas y televisión. El otro, con un pedazo de cada uno en un blog, arma un híbrido que parece más presente e inmediato que la misma realidad. Y es así como ejercen su profesión en el día a día, parece que también tienen que seguir ejerciéndola en el más allá...de la pantalla.
"La blogósfera, es entonces, un "ámbito", una "esfera" de intercambios, un "espacio"... Una comunidad que se desarrolla a pasos agigantados y nos da cada vez más oportunidades.
Pero, el desafío más difícil del periodismo no sigue siendo la edición, sea el soporte que sea, sino dar con la información, verificarla, contrastarla y contextualizarla. Porque ahora hay más información que nunca en la Red, y también más personas que contribuyen a la tarea del periodismo. Utilizar mejor el periodismo ciudadano o 3.0 para mejorar la información es el gran desafío. Esa tarea incluye estar atento a más fuentes, a más voces, a más preocupaciones, y también usar las redes sociales y sus mecanismos e instrumentos para mejorar la información.
Por eso, la discusión seguirá, como dice Ángel Arnedo, director de El Correo de México. Pero se no se debe olvidar que: "formas de hacer periodismo sólo hay dos: buen periodismo y mal periodismo". En los blogs abundan las dos.
Pero, sobre todo, la vida es más importante que la información. Y es bueno no olvidarlo.
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